¿QUE ES?
El cáncer se ha convertido en una enfermedad crónica que cultural e históricamente se relaciona con dolor y muerte. Debido a esto, y a lo compleja que es la enfermedad y su tratamiento, el momento del diagnóstico resulta un fuerte impacto a nivel emocional para el paciente y su familia, por lo que en general toma tiempo que la persona asimile y acepte la situación que está viviendo y se someta al tratamiento sugerido por el médico.
El cáncer, además del impacto en el plano físico, implica también un proceso cognitivo y emocional que involucra aspectos personales, familiares y ambientales del paciente y de las demás personas pertenecientes a su entorno más próximo (familiar, social y laboral).
El paciente debe afrontar la pérdida de su salud y todo lo que ello implica, experimenta una vivencia que se conoce como duelo oncológico.
Este duelo (entendiendo el duelo como el proceso de adaptación ante una serie de pérdidas, no sólo referentes a la salud, sino también, relacionadas con la pérdida de la estabilidad y seguridad, pérdida de la rutina y de lo cotidiano, pérdida del rol que solía tener dentro de la familia, el mundo laboral o social, pérdida del control, entre otras) es un proceso normal, sano, adaptativo y necesario.
En todo este proceso, hay momentos que se viven más intensamente. Momentos como al comienzo del tratamiento, el cual se caracteriza por mucho miedo, temor e incertidumbre, una sensación o estado de aturdimiento y negación.
El temor como se menciona, es una de las emociones que acompañan por lo general durante todo el tratamiento e incluso más allá de este.
Temor a:
- los efectos secundarios,
- reacciones familiares, sociales y laborales,
- cambios en la vida sexual,
- al enfrentar los propios miedos,
- a la pérdida o cambio en la identidad personal y corporal,
- al no saber con certeza qué va a ocurrir con la propia existencia
- la posibilidad de recaer una vez terminado el tratamiento.
El distress (la angustia y el sufrimiento en el proceso de la enfermedad) puede generar efectos negativos para la salud general y la calidad de vida del paciente. El exceso de distress o su mal manejo puede derivar en trastornos psiquiátricos relevantes que interfieren en la calidad de vida del paciente e impactan profundamente el proceso de tratamiento y adaptación a los nuevos desafíos vitales que impone la vivencia de un cáncer.
Se ha comprobado que la población oncológica es significativamente más prevalente en Trastornos Depresivos en contraste con la población normal.
Las reacciones que se pueden observar:
- “shock del primer momento”, donde no logra entender la situación que está viviendo
- el quedarse paralizado,
- el sentirse angustiado,
- incrédulo,
- desesperanzado entre otros muchos pensamientos y sentimientos.
Posibles efectos emocionales
- Incertidumbre
- Enojo
- Sentimiento de pérdida de control
- Tristeza
- Miedo
- Frustración
- Culpabilidad
- Cambios de humor
- Sentimientos más fuertes o más intensos
- Un sentimiento de estar desconectado o aislado de los demás
- Soledad
- Resentimiento
Al mismo tiempo, la persona puede descubrir algunos cambios positivos:
- Un mayor sentido de capacidad de recuperación o fortaleza
- Paz, o una sensación de tranquilidad
- Una idea más clara de sus prioridades en la vida
- Una apreciación mayor de su calidad de vida y de las personas que quiere
Una lista básica de qué hacer y qué no hacer
Qué hacer:
- Prestar atención a las señales que le dé la persona con cáncer. Algunas son muy reservadas, mientras que otras hablarán más abiertamente de su enfermedad. Respete la necesidad de la persona para compartir o su necesidad de privacidad.
- Permitir que sepa que usted se preocupa.
- Respetar su decisión de cómo se va a tratar el cáncer, aunque no esté de acuerdo.
- Incluir a la persona en los proyectos normales o en actividades sociales. Deje que él o ella diga si el compromiso es demasiado.
- Escuchar sin sentir que siempre tiene que contestar. A veces, lo que la persona más necesita es alguien que escuche con empatía.
- Esperar que la persona con cáncer tenga días buenos y malos, emocional y físicamente.
- Mantener su relación tan normal y balanceada como sea posible. Estas situaciones requieren de mayor paciencia y empatía, y su compañero(a) también debe seguir respetando sus sentimientos como usted respeta los suyos.
- Ofrecer ayuda en forma específica y concreta (vea las sugerencias que se ofrecen más adelante).
Qué no hacer:
- Ofrecer opiniones o consejos no solicitados.
- Sentir que tiene que aguantar cambios de humor o muestras violentas de enojo. No debe aceptar un comportamiento que interrumpa el trabajo porque alguien está enfermo.
- Tomar las cosas demasiado personales. Es normal que la persona con cáncer esté más callada de lo normal, que necesite tiempo para estar solo, y que a veces manifieste enojo.
- Tener miedo de hablar de la enfermedad.
- Sentir que siempre tiene que hablar de cáncer. Tal vez su amigo(a) disfrute conversaciones que no tengan que ver con su enfermedad.
- Tener miedo de abrazar o tocar a su amigo(a), si dicho contacto era parte habitual antes de la enfermedad.
- No sea condescendiente. Trate de no usar un tono de “¿qué tan enfermo está hoy?”, cuando le pregunte “¿cómo está?”.
- Decir a la persona con cáncer “puedo imaginar cómo te sientes”, porque en realidad esto no es posible.
Tras todo este proceso, hay una etapa donde el paciente acepta su enfermedad y asume su condición. Esto puede llegar durante el tratamiento, aun así, es importante tener presente que las etapas van y vienen, por lo que puede ser que haya un retroceso en el proceso y se dé un retorno a los temores o sentimientos presentado en etapas más iníciales.
A medida que la persona empiece a sentirse más segura, calmada y tranquila y va conociendo cada vez más los detalles del tratamiento y todo lo que implica, como las reacciones de su cuerpo a los medicamentos, le será más factible el poder adaptarse al tratamiento y la enfermedad.
Una visión integral del paciente oncológico supone con cada vez mayor certeza incluir el factor psicológico como aspecto relevante en el fenómeno de la enfermedad. La enfermedad oncológica trasciende el aspecto meramente físico volviéndose fundamental en la vivencia de la vida y la muerte los aspectos emocionales asociados. La baja adherencia la tratamiento médico provoca un aumento en el distress.
Existen elementos importantes que deben ser tomados en cuenta en la evolución del paciente oncológico:
- el apoyo social con el que cuentan
- el estilo de afrontamiento que habitualmente han exhibido en la vida ante eventos importantes.
Se ha visto que el apoyo social del paciente es fundamental, como primer elemento de apoyo la familia del paciente seguido por su entorno social más cercano.
La contención por parte de los familiares y amigos es de suma importancia, aunque no siempre son suficientes; la asistencia psicológica provee herramientas a la persona que lo ayudarán a sobrellevar con dignidad su cuadro.
Se ha visto que el estilo de afrontamiento activo (búsqueda de información, solicitud de ayuda profesional y búsqueda de soluciones a los problemas) promueve una mejor adaptación ante el diagnostico.
El afrontamiento activo o positivo se ha relacionado positivamente con el ajuste emocional, mientras que la aceptación pasiva (desesperanza, evitación, negación y fatalismo) se relacionan negativamente con el ajuste psicológico.
Detectar el tipo de afrontamiento que posee el paciente y potenciarlo (modificarlo) es tarea del psicólogo conjuntamente con el paciente, cosa que se da solo en el contexto de la consulta y terapia.
El cáncer y la complejidad de su tratamiento pueden generar efectos adversos en la persona, especialmente en el área psicosocial. Está demostrado que las intervenciones psicológicas son beneficiosas para el paciente, promoviendo un mejor ajuste psicosocial, bienestar y calidad de vida
Beneficios de la asistencia psicológica en el contexto del cáncer
- Facilita la canalización adecuada de las emociones.
- Juega un papel muy importante. Esta ayuda a entender cómo afecta el cáncer al paciente y su familia y cómo apoyar al equipo de salud involucrado en este proceso.
- Se ha logrado ver que las intervenciones psicológicas en el contexto oncológico pueden tener efectos sobre la sintomatología ansiosa. A pesar de las divergencias en los múltiples enfoques y metodologías utilizadas en las intervenciones psicosociales estos han mostrado ser eficaces.
- Es necesario crear un ambiente de contención, amor, empatía, acogimiento, de manera que el paciente que sufre de cáncer y su familia transite por este proceso de la manera más tranquila y acogedora posible.
- Informar sobre métodos estratégicos para manejar la ansiedad tales como:
-Relajación muscular
-Reiki
-Hipnosis
-Ejercicio físico: Yoga
El cáncer llega a generar varios y diversos cambios en el entorno del paciente, tanto a nivel personal, familiar, relacional, laboral, escolar, social y espiritual por lo que la intervención psicológica en este ámbito oncológico, favorece el ajuste psicosocial en todas estas áreas afectadas.
Compilado y adaptado por:
Diego Giménez
Psicólogo Clínico
Reg.Nro8227
Universidad Nacional de Asunción
Referencias:
- “Psicooncología: Un modelo de intervención y apoyo psicosocial” de Robert M.Verónica, Álvarez O.Catalina, Valdivieso B.Fernanda
- “Cuando alguien que usted conoce tiene cáncer” del Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer